¡Miles de soluciones construye el pueblo ante el cambio climático!
¡Miles de Cancún por la justicia climática!
Los movimientos sociales de todo el mundo se están movilizando para la 16ª Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) que se celebrará en Cancún, del 29 de noviembre al 10 de diciembre de 2010.
La COP 15 en Copenhague demostró la incapacitad de la mayoría de los gobiernos para enfrentarse a las causas reales del caos climático, y particularmente la presión de los EEUU para aprobar de forma antidemocrática el llamado “Entendimiento de Copenhague”, con el fin de desconocer los débiles compromisos de Kioto de Naciones Unidas y dejar solo mecanismos voluntarios con base al mercado.
Las negociaciones climáticas se han convertido en un gran mercado. Los países industrializados, históricamente responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, están inventando todos los trucos posibles para evitar reducirlas. Por ejemplo, el “Mecanismo para un Desarrollo Limpio” (MDL) del protocolo de Kioto permite a los países seguir contaminando y consumiendo como de costumbre, a cambio de pagos mínimos para que supuestamente los países del Sur reduzcan sus emisiones. Lo que en realidad ocurre es que las empresas ganan doblemente: por contaminar y por vender falsas soluciones.
Monsanto pretende convencernos que su soja Roundup Ready puede calificar para los créditos de carbono porque contribuirían a reducir los gases que calientan el planeta mediante acumulación de materia orgánica en el suelo. Las comunidades que viven donde hay monocultivos de soja son una muestra viviente de los efectos mortales y destructivos de dichos monocultivos. Argumentos falsos similares se utilizan para vender créditos de carbono con base a monocultivos forestales, el cultivo de agrocombustibles, o la producción industrial de ganado.
Muchos gobiernos de los países del Sur, encandilados por las potenciales ganancias, están apostando a estas falsas soluciones y negándose a implementar medidas que efectivamente enfrenten el cambio climático, como dar apoyo a la agricultura campesina sostenible, orientar la producción hacia los mercados internos, establecer efectivas políticas de ahorro de energía por parte de la industria, etc.
Exigimos la aplicación de las miles de soluciones de los pueblos ante la crisis climática. Ya es hora de que la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) propicie políticas firmes para contribuir a solucionar el caos climático. Es preciso que los países se comprometan firme y vinculantemente para reducir de forma radical las emisiones de gases y cambiar por completo su modo de producción y consumo.
El cambio climático también está agudizando la crisis de la migración. Las sequías, las tormentas con terribles inundaciones, la contaminación del agua y el deterioro del suelo, así como otros impactos destructivos del desastre ambiental neoliberal, están provocando un desplazamiento de millares de personas, principalmente mujeres y campesinos arruinados, de sus comunidades rurales hacia las ciudades y hacia el Norte buscando desesperadamente su sobrevivencia y la de sus familias. Se calcula que 50 millones de personas han sido forzadas a emigrar debido a los efectos climáticos. Estos “desplazados climáticos” han venido a engrosar las filas de los más de 200 millones de seres humanos, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que hoy representan la peor crisis de migración que ha enfrentado la humanidad.
Las soluciones existen. Más de 35,000 personas se reunieron en abril en Cochabamba, Bolivia en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra ampliando nuevas visiones y propuestas para salvar al planeta. Son estas miles de soluciones que surgen desde los pueblos las que enfrenta efectivamente la crisis climática.
Exigimos a la CMNUCC que adopte las demandas del Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba y que rechace todas las soluciones falsas que se estén tramando. Entre ellas:
Defender los derechos de la tierra y el bosque: Rechazamos la iniciativa REDD+ (reducción de las emisiones por deforestación y degradación). La protección de los bosques y la reforestación de los bosques degradados es una obligación de todos los gobiernos que debe implementarse sin limitar la autonomía, los derechos o el control de los pueblos indígenas y campesinos sobre la tierra y los territorios, y sin que sirva de excusa para que otros países y corporaciones sigan contaminando y sembrando monocultivo de árboles. Los derechos territoriales y culturales de los pueblos indígenas y de los campesinos deben reconocerse explícitamente en cualquier acuerdo climático.
Rechazar la geoingeniería: Las propuestas a gran escala para alterar deliberadamente el clima, como el biochar; las plantas modificadas genéticamente para lograr un supuesto incremento de la reflectividad y la resistencia a las sequías, el calor y la sal; la fertilización del mar o la creación masiva de nubes, sólo crean nuevos problemas inmanejables, no son soluciones. La geoingeniería es sólo un ejemplo más de cómo las empresas transnacionales están dispuestas a jugar con el futuro del planeta y la humanidad con el fin de crear nuevas fuentes de ganancias.
Rechazar todos los esquemas de comercio de carbono y los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL): El comercio de carbono ha probado ser extremadamente lucrativo en términos de generación de ganancias para los inversionistas, sin embargo ha fallado rotundamente en la reducción de gases de efecto invernadero. En el “mercado de carbono” recientemente inventado, el precio del carbono continúa cayendo en picada, lo cual fomenta aún más la contaminación. Las emisiones de carbono deben reducirse en la fuente en vez de permitir que se pague por tener el derecho a contaminar.
Rechazar cualquier participación del Banco Mundial en la gestión de los fondos y políticas relacionadas al cambio climático.
Necesitamos millones y millones de comunidades campesinas y territorios indígenas para alimentar la humanidad y enfriar el planeta.
La investigación científica muestra que los pueblos campesinos e indígenas podríamos reducir las emisiones globales actuales al 75% al incrementar la biodiversidad, recuperar la materia orgánica del suelo, sustituir la producción industrial de carne por una producción diversificada a pequeña escala, expandir los mercados locales, parar la deforestación y hacer un manejo integral del bosque.
La agricultura campesina no sólo contribuye positivamente al equilibro del carbono del planeta, sino que crea también 2,800 millones de puestos de trabajo, para hombres y mujeres en todo el mundo, y es el mejor modo de luchar contra el hambre, la desnutrición y la crisis alimentaria actual.
El pleno derecho a la tierra y la recuperación de los territorios, la soberanía alimentaria, el acceso al agua como bien social y derecho humano, el derecho a usar, conservar e intercambiar libremente las semillas, la desconcentración y fomento a los mercados locales, son condiciones indispensables para que los pueblos campesinos e indígenas sigamos alimentando el mundo y enfriando el planeta.
¡Únete a nosotros organizando miles de Cancún!
Junto a diversas organizaciones instalaremos en Cancún, en las fechas de la COP 16, el Foro Alternativo Global “Por la vida, la justicia ambiental y social”, que unirá la fuerza y resistencia de los pueblos campesinos del mundo, que ya estamos enfriando el planeta (la Agenda a Cancún 2010 se anexa).
Llamamos a los movimientos sociales, a las organizaciones populares y a los pueblos de todo el mundo a organizar el 7 de diciembre 2010, miles de protestas y acciones en rechazo a las falsas soluciones y las soluciones de mercado. Nos declaramos en movilización permanente hasta derrotar las negociaciones de gran mercado en Cancún en diciembre de 2010.
¡Campesinos y campesinas enfriamos el planeta!
¡Globalicemos la lucha!
¡Globalicemos la esperanza!